jueves, 7 de mayo de 2009

LA GRAN INVOCACION

LA GRAN INVOCACIÓN
La Gran Invocacion.


Es una plegaria mundial traducida a más de 75 idiomas y dialectos.

No es un llamado personal ni una invocación temporaria o urgente, ni pertenece a un grupo o religión.

Es la invocación de la humanidad toda, frente a sus necesidades, dificultades, dudas e incógnitas, dirige directamente a la Mente y el Corazón del Uno, en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.

Quien estará con nosotros hasta el fin de los tiempos y “hasta que el último cansado peregrino haya encontrado su camino a casa”.


La Gran Invocación es una plegaria, una técnica de alineamiento, una formula de meditación y una invocación mántrica.

Es un instrumento de poder para ayudar a que tenga plena expresión el Plan de Dios en la Tierra.


Emplearla es un acto de servicio a la Humanidad y al Cristo.

La Gran Invocación es una serie de invocaciones codificadas.


Herramienta de muchos niveles para alinear el alma individual con la presencia del Yo Soy.


Sus tres niveles operan en el ámbito de la Luz, del Amor y de la Voluntad.

La belleza y la fuerza de esta Invocación reside en su sencillez y en que expresa ciertas verdades sociales, que todos los hombres aceptan innata y normalmente, como son la verdad de la existencia de una Inteligencia básica a la que vagamente damos el nombre de Dios.


El Origen de La Gran Invocación


La humanidad se encuentra, hoy, en un peculiar y excepcional punto medio entre un pasado desventurado y un futuro lleno de promesas, siempre que se reconozca la reaparición de Cristo y se lleve a cabo la preparación para su venida.


La agonía de la segunda guerra mundial y la angustia de todo el género humano condujeron al Cristo, en 1945, a tomar una gran decisión, manifestada en dos declaraciones muy importantes.


Anunció a la Jerarquía Espiritual y a todos sus servidores y discípulos del planeta, su decisión de reaparecer nuevamente, estableciendo contacto físico con la humanidad, si ésta llevaba a cabo las etapas iníciales para el establecimiento de rectas relaciones humanas. Luego, dio al mundo (para ser recitadas por el hombre común) una de las más antiguas plegarias conocidas, pero hasta ahora sólo se ha permitido utilizarla a los Seres más excelsos.


Se imparte por primera vez en 1945 y es considerada por Alice A. Bailey, la autora que la presentó en varias de sus obras, como el Mantram de la Era de Acuario.

Descrita como de valor equivalente al que tuvo el Padre Nuestro durante la Era de Piscis, La Gran Invocación desde entonces ha sido traducida a decenas de idiomas e incluida en centenares de libros así como difundida en las más diversas formas y por los más variados medios de comunicación en todo el mundo.

Podríamos decir que se trata de la invocación más conocida, más universal e inclusiva y también la más utilizada diariamente en todas las culturas.


Cuando estemos reflexionando, meditando o invocando, a través de las frases que se encuentran en la segunda estrofa de La Gran Invocación, podemos realizar nuestro llamado a Aquél que Viene con uno de los nombres con los que se les conoce desde hace más de dos mil años, en su carácter de Instructor del Mundo, en las diferentes culturas, tal y como se encuentran transcritos a modo de ejemplo, a continuación:


Que el Bodhisatva retorne a la Tierra – Budista
Que Cristo retorne a la Tierra – Cristiana
Que Krishna retorne a la Tierra – Hinduista
Que el Iman Mahdi retorne a la Tierra – Islámica
Que el Mesías retorne a la Tierra – Israelita
Que el Muntazar retorne a la Tierra – Persa
Que el Maitreya retorne a la Tierra – Tibetana


En todos los casos estamos invocando a Ese Excelso Ser, Quien es:


Maestro de Maestros, Instructor de Ángeles y hombres, Conductor de la Jerarquía Espiritual del Planeta y Guía Espiritual de toda la humanidad.


Propuestas de la Gran Invocación.


• Que existe una inteligencia básica a quien damos el nombre de Dios.

• Que existe un Plan Divino evolutivo en el universo cuyo poder motivador es el amor.


• Que una gran individualidad llamada el CRISTO por los cristianos – el Instructor del Mundo – vino a la tierra y personificó ese amor para que pudiéramos comprender que el amor y la inteligencia son efectos del propósito, la voluntad y el Plan de Dios.


Muchas religiones creen en un Instructor Mundial, conocido con nombres tales como el Señor Maitreya, el Budha y el Mesías.

• Que únicamente a través de la humanidad puede llevarse a cabo el Plan Divino.


Desde el punto de Luz en la Mente de Dios,
Que afluya Luz a la Mente de los hombres,
Que la luz descienda a la Tierra.


Esta estrofa se refiere a la Mente de Dios como punto focal para obtener luz divina.


Esto concierne al Alma de todas las cosas.


El término Alma, con su máximo atributo de iluminación, incluye al alma humana y a ese punto culminante que consideramos como el alma “influyente” de la humanidad, que aporta luz y difunde la iluminación.


Es necesario tener presente, siempre, que la luz es energía activa.

Cuando pedimos “Que afluya Luz a las Mentes de los hombres, Que la Luz descienda a la Tierra”, estamos expresando una de las más grandes necesidades de la humanidad, y si la invocación y la plegaria encierran algún significado, la respuesta vendrá con toda seguridad y certeza.


Desde el punto de Amor en el Corazón de Dios,

Que afluya Amor a los corazones de los hombres,

Que Cristo retorne a la Tierra.

Esta estrofa concierne al Corazón de Dios y se refieren al punto focal de amor, el “corazón” del mundo manifestado en la Jerarquía Espiritual – esa gran inteligencia que trasmite amor a todas las formas de la manifestación divina.

Amor es una energía que debe llegar a los corazones de los hombres y fecundar a la humanidad con la cualidad de la comprensión amorosa; cuando el amor y la inteligencia se unen, se dice que expresan eso.

Cuando Cristo venga, florecerá activamente la conciencia crística entre los hombres. Derramará, en el mundo de los hombres, la fuerza y la energía características del amor intuitivo.


Los resultados de la distribución de esta energía de Amor será doble:

1. La Energía activa de comprensión amorosa movilizará una enorme reacción contra la fuerza del odio.


El odio no es más que la Ausencia del Amor.


El odio es separatividad, exclusión y serán considerados como una conciencia antisocial.

2. Innumerables hombres y mujeres de todos los países, se unirán en grupos para promover la buena voluntad y establecer correctas relaciones humanas.


Su número será tan grande que, de una minoría pequeña y relativamente poco importante, se transformará en la fuerza más grande y de mayor influencia en el mundo.



Desde el centro donde la Voluntad de Dios es conocida,
Que el propósito guíe a las pequeñas voluntades de los hombres,
El Propósito que los Maestros conocen y sirven.


Tenemos aquí una plegaria para que la voluntad humana pueda estar de acuerdo con la voluntad divina, aunque no sea comprendida.


Estas tres líneas indican que la humanidad por sí misma no puede captar, todavía, el propósito divino, ese aspecto de la voluntad de Dios que busca inmediata expresión en la tierra.

Debido a que el propósito de la Voluntad de Dios trata de ejercer influencia sobre la voluntad humana, indudablemente se expresa en términos humanos de buena voluntad, viva determinación o firme intención de establecer correctas relaciones humanas.


La voluntad divina, tal como es su esencia, sigue siendo el gran misterio. Incluso el propio Cristo hubo de enfrentarse a la prueba de la voluntad divina y se dirigió al Padre en el preciso momento que comprendió, por primera vez, la extensión y la complejidad de su misión como Salvador del mundo.


Entonces exclamó: “Padre, hágase en mí según su voluntad”.Estas palabras significaron el abandono de los medios por los cuales trataba de salvar a la humanidad, y le indicaron lo que podía parecer en esos momentos un aparente fracaso y que su misión no fuera cumplida.



Cristo a esperado casi dos mil años para llevar esa misión a su cumplimiento, pues sin la acción recíproca de la humanidad, no puede proseguir esa misión que le fue asignada.


Desde el centro que llamamos la Raza de los Hombres,
Que se realice el Plan de Amor y de Luz,
Y selle la puerta donde se halla el mal.


En esta estrofa se invoca los tres aspectos o las tres potencias de la Mente, del Amor y de la Voluntad, indicando que todos esos poderes se han afianzado en la propia humanidad, en “el centro que llamamos la raza de los hombres”.


Sólo en él pueden expresarse, en tiempo y espacio, las tres cualidades divinas y pueden hallar su realización; sólo en él puede nacer verdaderamente el amor, actuar correctamente la inteligencia, y demostrar, la Voluntad de Dios, su voluntad real hacia el bien.

Por medio de la humanidad, sola y sin ayuda (excepto la que brinda el espíritu divino en cada ser humano), puede ser sellada “la puerta donde se halla el mal”.


Y selle la puerta donde se halla el mal.


Es una manera simbólica de expresar la idea de hacer inactivos e ineficaces los malos propósitos.
No existe un lugar específico donde reside el mal.


La humanidad mantiene abierta “la puerta donde se halla el mal” por sus deseos egoístas, su odio y su separatividad, por su codicia y sus barreras raciales y nacionales, por sus bajas ambiciones personales y por su afición al poder y a la crueldad.


A medida que la buena voluntad y la luz afluyan a las mentes y a los corazones de los hombres, las malas cualidades y las energías dirigidas que mantienen abierta la puerta del mal, cederán su lugar al anhelo de establecer correctas relaciones humanas, a la determinación de crear un mundo mejor y más pacífico y a la expresión mundial de la voluntad del bien.


Las tres primeras estrofas apelan a los tres aspectos universalmente reconocidos de la vida divina:


La Mente de Dios
El Amor de Dios y
La Voluntad o propósito de Dios.

La cuarta estrofa señala la relación de la humanidad con estas tres energías de inteligencia, amor y voluntad y la profunda responsabilidad de la raza humana de realizar la difusión del amor y de la luz sobre la Tierra a fin de restaurar el Plan.

Este Plan exhorta a la humanidad a manifestar Amor, e insta a los hombres a “dejar brillar su Luz”.


Por último la solemne demanda final de que este “Plan de Amor y de Luz” desarrollándose a través de la humanidad, pueda sellar “la puerta donde se halla el mal”.


Que la Luz, el Amor y el Poder restablezcan el Plan en la Tierra.


Esta última línea contiene la idea de RESTAURACIÓN.


Indicando a la vez, la clave para el futuro; que llegará el día en que la idea original de Dios y su intención inicial ya no se vean frustradas por el libre albedrío y la maldad de los humanos, por el puro materialismo y el simple egoísmo.

Entonces debido a los cambios producidos en los corazones y en las mentes de la humanidad, el propósito divino será cumplido.


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