sábado, 14 de marzo de 2009

LAS ENERGIAS DEL CIELO EN LA TIERRA

Nos ponemos todos de pié. Colocamos los brazos por encima de la cabeza; talones juntos, columna recta. Vamos de inmediato a tomar tres respiraciones lentas y profundas, inhalando, reteniendo y exhalando, lentamente, lo más lentamente posible.
Con la primera respiración visualizamos como las energías del Sol descienden sobre nosotros ingresando por las yemas de los dedos, por las manos y los brazos, así como por la coronilla. Y esa energía va a terminar envolviendo la parte superior de nuestro cuerpo en una energía de luz dorada.

Con la segunda respiración visualizamos que esa energía de luz dorada va adquiriendo la forma de una pirámide como de cristal dorado, aportándonos paz, armonía, equilibrio, balance, sabiduría y conciencia despierta. Esa pirámide va a cubrir la parte superior de nuestro cuerpo, de tal manera que su punta queda por encima de nuestras manos, y la base se ubica a la altura de la cintura.

Tomamos una tercera respiración lenta y profunda, y al exhalar sentimos como dicha pirámide queda consolidada.

De inmediato vamos a tomar tres nuevas respiraciones lentas y profundas, de tal manera que con la primera visualizamos cómo una energía poderosa de color verde brillante va saliendo del suelo; se va elevando de la madre Tierra cubriendo nuestros pies y piernas.

Tomamos una segunda respiración, y al exhalar visualizamos que esa energía de color verde brillante que simboliza la salud, la esperanza y el amor a la vida, va adquiriendo la forma de una pirámide invertida de color verde brillante, la cual va cubriendo nuestros pies y piernas, ubicándose su base a la altura de la cintura, uniéndose en su base con la pirámide anterior.

Con la tercera respiración vamos a ir consolidando esta pirámide invertida de luz verde brillante, de tal manera que con la pirámide anterior van formando una estructura romboidal que nos envuelve completamente.Vamos a imaginarnos a continuación que nos elevamos por encima del suelo y del lugar donde nos encontramos, de tal manera que vamos a dejar detrás nuestro la ciudad, las nubes, el país, el continente, para llegar a ubicarnos en el espacio por encima del planeta. Escogeremos entonces algún lugar de nuestra ciudad, o de nuestro país, o del planeta que requiera alguna ayuda especial.
Ahora colocamos los brazos flexionados y las manos a la altura del pecho, formando con los dedos un triángulo. Tomamos una nueva inhalación, retenemos, y al exhalar visualizamos como ambas pirámides se van compenetrando de tal manera que nosotros vamos a quedar dentro de una estructura en forma de estrella de múltiples puntas.

Tomamos una nueva inhalación lenta y profunda, y con ella sentimos cómo las energías del cielo y de la tierra se concentran dentro nuestro formando a la altura del pecho una esfera de luz blanca brillante. Retenemos y exhalamos.

Inhalamos y exhalamos nuevamente fortaleciendo esa esfera de luz. Con una tercera respiración extenderemos los brazos hacia delante y ligeramente hacia abajo, proyectando la esfera de luz fuera de nosotros y de la estrella. Vamos entonces a concentrar nuestras intenciones en la esfera con respiraciones lentas y profundas enviando alguna energía especial para lo cual escogeremos el color dependiendo de lo que queramos enviar o irradiar (si es sanación, color verde; si es espiritualidad, azul; si es voluntad, naranja; si es equilibrio, luz dorada, etc.)

Ahora proyectamos la esfera cubriendo a la persona, al barrio, a la ciudad, o al país que queremos irradiar. Y visualizamos y sentimos el resultado bajando los brazos dejándolos a los lados del cuerpo. Poco a poco vamos a ir bajando sobre el planeta. Visualizamos que descendemos hasta volver al lugar donde iniciamos nuestra labor.

Colocamos nuevamente los brazos flexionados y las palmas de las manos a la altura de los hombros, tomamos una inhalación lenta y profunda, y al exhalar visualizamos que ambas pirámides se van desprendiendo, de tal manera que las vamos a proyectar hacia dos lugares que sintamos necesitan el equilibrio, balance y sabiduría (pirámide dorada), y la sanación, el optimismo y la esperanza (pirámide verde), de tal manera que aquellos lugares quedaran conectados con todos los otros sitios donde se han hecho trabajos similares, estableciéndose entonces una gran red de energía planetaria.
Finalmente cruzamos nuestras manos a la altura del pecho, y decretamos todos con el poder de la palabra, y la magia del verbo: ¡Que así sea, así es, así será y hecho esta!

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